Los que se niegan a condenar la violencia en todas sus formas son sus facilitadores
14 de Junio del 2016
Miami, Florida - by Florida Democratic League - Los asesinatos de este domingo en la Florida le han traído a casa el horror y la perversidad de la violencia a todos los estadounidenses. Trátese de un circulo de oración de cristianos piadosos, o una fiesta ruidosa en el auto-denominado bar “gay [sic] más caliente” de Orlando, nadie, absolutamente nadie, tiene el derecho a mutilar o asesinar a nadie. Independientemente de quienes sean las víctimas, todas las formas de violencia deben ser condenadas como igualmente equivocadas; igualmente detestables.
No nos engañemos pensando que algunas formas de violencia son malas, pero otras no. Sí, la violencia física es errada, pero no es el único tipo de violencia que se comete hoy contra los estadounidenses.
Hay también violencia espiritual, psicológica y moral; el tipo de violencia de la que los niños y las familias norteamericanas son víctimas mediante la campaña perniciosa de intolerancia, odio y discriminación librándose en la actualidad contra los cristianos en este país y el mundo entero. ¿Quién está condenando esta violencia?
No debemos ser hipócritas. Debemos practicar una ética coherente de respeto a la vida humana sea esta física, espiritual o intelectual, ya que toda vida es igualmente preciosa y sagrada. La indignación selectiva y la hipocresía farisaica nos convierten en cómplices y facilitadores de los violentos.
Sí, todos estamos llamados a aborrecer y condenar los actos de terrorismo y de odio cometidos en Orlando. Pero la consistencia ética exige que también aborrezcamos y condenemos la violencia no tan sutil de quien utiliza el feo insulto de “homófobo“, “homofobia“, o “homofóbico” para degradar, humillar e incitar a la violencia contra todos aquellos que se atrevan a expresar desacuerdo con una ideología extremista. ¿Quién está condenando esta violencia?
También debemos aborrecer y condenar la violencia cometido por los extremistas que promueven la masacre del aborto donde 5,000 niños inocentes e indefensos se les priva de su vida en el vientre de su madre. ¿Quién llora sus preciosas vidas?
También debemos aborrecer y condenar la violencia cometida por aquellos que promueven clases y programas sexuales aberrantes que tanta violencia espiritual y psicológica le causan a niños en edad escolar al robarles su inocencia y virtud. ¿Quién está condenando esta violencia?
También debemos aborrecer y condenar la violencia cometida por aquellos que impulsan leyes que permiten a individuos a entrar en los baños, vestidores, duchas y otras instalaciones designadas y/o reservados para personas del sexo opuesto, en violación abierta de nuestros derechos constitucionales a la privacidad y seguridad personal. ¿Quién está condenando esta violencia?
Vamos a ser muy claros: la aceptación de cualquier tipo de violencia conduce inevitablemente a la aceptación de todos los tipos de violencia. La indignación selectiva y el negarse a condenar la violencia en todas sus formas insidiosas, son lo que permiten, incitan y justifican la violencia que nos conmovió este domingo. Sí, lo que ocurrió en Orlando está mal, totalmente mal. Pero igualmente mal e hipócrita es seleccionar las víctimas por las que vamos a llorar.